Se trata de dar todas las
ventajas a sus familiares, y si biológicamente no fuéramos altruistas
genéticos, no habría más remedio que ser nepotistas
“Actúan con los demás en la
medida en la que compartan tus genes” al regla de oro de Hamilton y el
nepotismo. No obstante hay quienes dicen que el altruismo en algunos seres va
más allá de sus parientes. Esta afirmación se justifica en la reflexión de que
los seres humanos estamos dispuestos a dar siempre y cuando exista la seguridad
de saber que recibiremos. A ésta posición se le denomina como reciprocidad
indirecta. Un hecho similar al que se da en la naturaleza con los animales que
practican el mutualismo, a diferencia de que el ser humano planea el tiempo
(cuando) y cuál será el “pago” que recibirá. Según los expertos, las emociones
se situaron en el cerebro antes que la razón, y es por tanto que lo emotivo es
lo que nos sacude y nos causa mayores reacciones por lo cercano
“es la ayuda mutua lo que
hace que prosperen las especies” los seres humanos somos reciprocadores y
cooperadores, con la capacidad de ayudarnos unos a otros. Afirman los expertos
que el cerebro humano se desarrolló en la época de los grupos de caza, se
presume que los que pertenecían al grupo se ayudaban unos a otros de manera
cooperativa, sin embargo, un hombre perteneciente a otro grupo era visto como
un enemigo, y generalmente estaban a la defensiva en presencia de extranjeros.
“Hay demonios inteligentes,
pero también hay demonios estúpidos; los demonios estúpidos buscan arrasarlo
todo, maximizar, los demonios inteligentes buscan la cooperación y la vida
mutua” Adele.
La ética existe en las
personas que además de ser inteligentes y saber cooperar necesitan tener
sensibilidad moral, sentido de la justicia y la gratuidad, que refleja el
momento de sabiduría moral.
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