Se plantea una comparación
de la obra de Martha Nussbaum, la derivación e identificación de las
“capacidades funcionales humanas centrales” con el enfoque desarrollado por Len
Doyal e Ian Gough en su teoría de las necesidades humanas. Ambas posiciones
articulan una versión del bien que aspira a ser universal, pero que también se
caracteriza por ser dinámica y abierta; ambas teorías reconocen el papel de las
capacidades emocionales en los aspectos de desarrollo humano. Sin embargo, cabe
preguntarse ¿Qué tan convincentes son las dos obras en especificar y justificar
el concepto de la prosperidad del desarrollo del ser humano relevante a nivel
político en un mundo en vías de desarrollo?
Por su parte, Nussbam
siguiendo su compromiso con el “duro y práctico razonamiento de la ley” afirma
que su obra expresa un taimado acuerdo de personas de distintas culturas, pero
no existen la cantidad de pruebas suficientes para tomar ésta teoría como un
hecho. Puede que ésta incongruencia marchite un poco su tesis central de la
manera tan plena como lo expresa en sus capítulos sobre el amor, la religión,
la dignidad y la atención. Cabe resaltar que un concepto base más sólido para
su libro le hubiese aportado al mismo mayor certeza.
La teoría de Doyal e Ian
ofrece un concepto más nutrido en cuanto a lógica respecto del florecimiento
del desarrollo del ser humano, junto con una lista bien detallada de
necesidades, entre ellas a partir de un interés humano común –participar en la
forma de vida social de cada uno. Doyal e Ian combinan los méritos de ambas
teorías estudiadas, explicando la derivación estrecha y reducida, diferenciando
la autonomía de la actuación de la autonomía crítica (teniendo siempre
presentes los intereses relacionados con cualquier forma de conocimiento en el
mundo social); reconociendo las diferencias culturales en un marco
universalista.
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